viernes, 26 de diciembre de 2008

para tí.

Querido hijo.

Tenerte entre nosotros esta Navidad es un hermoso regalo de la vida, tu presencia nos hace sentir que tenemos mucho que agradecer. Al verte nos das la oportunidad de abrazarte, escuchar tu voz y sentir tu calidez.

Te amamos por ser parte nuestra, por habernos dado la dicha de tomarte en brazos y sentirnos padres por primera vez, por enseñarnos con tu niñez sonriente y curiosa cómo ser mejores seres humanos. Te queremos y querremos siempre, ya lo sabes; pero queremos repetirlo hoy. Recuerda que eres un gran ejemplo para tus hermanos por tu esfuerzo y audacia. No tomes esto como una carga sino como un privilegio.

En la forma en que iniciaste tu propio camino fuera de casa nos vemos reflejados y pensamos que igual les hicimos falta a nuestros padres y ellos a nosotros dos. Por ello valoramos tanto los momentos vividos al regresar a casa.

A donde vayas, honra tus raíces, actúa con tus valores, vive tus sueños, controla tus impulsos, da lo que puedas, ríe cuando así lo sientas, vive cada momento alegre, pero sobre todo, sé feliz que para éso naciste.

Con todo nuestro amor,

Papá y Mamá.

Navidad 2008

martes, 9 de diciembre de 2008

autre fois

Niégolo y lo afirmo a la vez. Es complejo, fuera de lo que yo considero común; no es la primera vez que me pasa, pero tengo la fortuna de sentirlo como si así lo fuera.

No existe un patrón lógico detrás y ni hablemos del sentido común o lo que es tradicional o humanamente natural. Aquí no son feromonas, ni un roce intencional o una mirada coqueta. Son indirectas en Twitter, mensajes al móvil, llamadas kilométricas después de media noche. Una voz que escucho de la que tomo cada palabra y que no sé cómo se siente al oído. Es química corporal inducida por impulsos eléctricos que dependen de contraseñas, señal de radio y un contrato mensual. Es adrenalina a cada canción que escucho y que puedo relacionarle, es una sonrisa a cada foto nueva que llega a mis manos. Es una semana de vulnerabilidad dispuesta y no aprovechada; una pauta invisible que me lleva a conversar sin resentimiento sobre lo que he dejado atrás. Unas manos que desconozco y que inspiran lo mejor de mi; ellas me hablan de limbos que dejan de existir, de alma vieja y corazón joven, del coincidir y darse cuenta de su positiva repercusión en lo que es el caos que vivo.

Me ha pasado. Lo he gozado, a lágrimas y sonrisas llenas; lo siento nuevo y no puedo definirlo. Quererte es reconocerte, porque sólo era cuestión de tiempo y volver a encontrarte. Cuando pueda explorarte con los sentidos todos, confirmaré lo que hoy me marea deliciosamente. No hay futuro cierto que pueda prometerte pero no quiero cosas fáciles. Deseo la misma intensidad colmada de aquello que escribimos y ésto no es una esperanza fortuita, ingenua; sino la seguridad inquebrantable de que existe una razón que tú y yo construimos a cada detalle hoy.

El mañana pierde importancia, pues comparto quien soy en tiempo presente, contigo.

Febrero

Fue una mancha de tiempo de la que sólo distingo los extremos.

Cumple de Mamá ("Que te la pases rebonito, Má. Qué pena que no pueda ir a verte. Comeré una torta de tamal en tu nombre."), visita de pueblo en pueblo hasta el Paso de Cortez a las faldas del Popocatépetl (fotos increíbles, mucho frío, llanta ponchada porque aquel tipito anduvo de pinche farol), visita de I al departamento (bromeó diciendo que mi crema de cilantro parecía pipián); muy equis la neta sea dicha y una visita exprés que se tornó de dos semanas a Saltillo (previo accidente en carretera y un esguince fatal en el cuello).

Para entonces andaba clavadísimo con la Kelly y sus tetérrimos videos de Shoes y Let Me Borrow That Top y grabando las reacciones a Two Girls One Cup, mareado de risa. Para entonces, descubrí a The Hoosiers, Athlete, The Noisettes y las gorditas de maíz azul con requesón, nopales, haba y frijol, allá frente a la casa. Ñam, ñam.