martes, 9 de diciembre de 2008

autre fois

Niégolo y lo afirmo a la vez. Es complejo, fuera de lo que yo considero común; no es la primera vez que me pasa, pero tengo la fortuna de sentirlo como si así lo fuera.

No existe un patrón lógico detrás y ni hablemos del sentido común o lo que es tradicional o humanamente natural. Aquí no son feromonas, ni un roce intencional o una mirada coqueta. Son indirectas en Twitter, mensajes al móvil, llamadas kilométricas después de media noche. Una voz que escucho de la que tomo cada palabra y que no sé cómo se siente al oído. Es química corporal inducida por impulsos eléctricos que dependen de contraseñas, señal de radio y un contrato mensual. Es adrenalina a cada canción que escucho y que puedo relacionarle, es una sonrisa a cada foto nueva que llega a mis manos. Es una semana de vulnerabilidad dispuesta y no aprovechada; una pauta invisible que me lleva a conversar sin resentimiento sobre lo que he dejado atrás. Unas manos que desconozco y que inspiran lo mejor de mi; ellas me hablan de limbos que dejan de existir, de alma vieja y corazón joven, del coincidir y darse cuenta de su positiva repercusión en lo que es el caos que vivo.

Me ha pasado. Lo he gozado, a lágrimas y sonrisas llenas; lo siento nuevo y no puedo definirlo. Quererte es reconocerte, porque sólo era cuestión de tiempo y volver a encontrarte. Cuando pueda explorarte con los sentidos todos, confirmaré lo que hoy me marea deliciosamente. No hay futuro cierto que pueda prometerte pero no quiero cosas fáciles. Deseo la misma intensidad colmada de aquello que escribimos y ésto no es una esperanza fortuita, ingenua; sino la seguridad inquebrantable de que existe una razón que tú y yo construimos a cada detalle hoy.

El mañana pierde importancia, pues comparto quien soy en tiempo presente, contigo.

1 comentario:

Cerber dijo...

Leí esta entrada hace unos días, y la releo hoy, un lunes inusualmente tranquilo al medio día.

En ese primer acercamiento me costó un poco comprender lo mismo que me cuesta en este momento, pero reconozco mi capacidad para comprender nada en estos momentos de mi vida, me limito a percibir lo que de las cosas viene sin entender más, sin complicarme más.

Y lo interesante es que sin comprender entiendo y te entiendo.

Sólo resta decir en hora buena.

Un abarazo.